martes, 28 de abril de 2009

La hora del Barça.

"Llegados a este punto del camino hemos decidido no dar marcha atrás"

Extracto de Volver a las andadas de Ángel Uberos.



Es el año del Barça y a partir de hoy toca demostrarlo. Llevo toda la temporada disfrutando como un niño, o , mejor dicho, como cuando era niño y veía jugar al Dream Team. Fue por ello por lo que me hice barcelonista a pesar de la presión de mi padre por llevarme, con él, al Atlético colchonero; no lo consiguió y nunca me he arrepentido.
Lo acontecido la última jornada de liga ha despertado la ilusión de los más que entusiastas madrileños que, aún estando a dos partidos del lider, se ven campeones. El tiempo lo dirá, pero al final el fútbol es justo y pone a cada cual en su lugar. Un Barça que históricamente a tratado al balón como una parte más de lo bello que puede resultar el fútbol. Un Real Madrid que ni siquiera cuando tuvo a los mejores zidanes fue capaz de ver más allá del resultado. Eso es lo que les jode a los madridistas, que su equipo sea incapaz de jugar al fútbol. Hay muchas maneras de jugar pero la única que llena a los aficionados es la que hace disfrutar durante toda la temporada. El Madrid no hace disfrutar, el Barça sí. Es un hecho, y por el bien del fútbol el Barça será coronado y el Real Madrid se conformará con haber sacado lo máximo posible de un estilo de juego ridículo para tal entidad que se hace llamar el mejor equipo del siglo.

Paso a paso

Se acaba Abril y con él varias cosas que me han tenido ocupado desde el inicio de año. Por un lado he terminado con el curso de entrenador de fútbol (ya era hora) que se estaba haciendo más que pesado. Técnicamente ya estoy habilitado para entrenar a cualquier equipo de bases del territorio nacional. Por otro lado mi exposición en la universidad sobre el graffiti ("El Presente Efímero") ha resultado muy satisfactoria para mí. Si la hubiese hecho meses antes no habría dado en el blanco pero sobra admitir que desde que asisto al CENDEAC (http://www.cendeac.net/) mi plano de visión subjetiva ha pasado de estar delante de mi cara a ocupar un lugar en el horizonte. Donde antes veia una sola cosa ahora veo muchas y, lógicamente, el camino se hace más largo e interesante. A lo largo de este mes que entra intentaré colgar diferentes post en relación a esa exposición.

martes, 14 de abril de 2009

Minivacaciones


He tenido la ocasión esta Semana Santa de hacer una breve escapada fuera de mi tierra descubriendo, o, mejor dicho, redescubriendo la profundidad de La Mancha. Hacía unos tres o cuatro años (no lo recuerdo bien) que no me preparaba una maleta y creo que tengo que obligarme a intentar hacerlo más a menudo. Ya con dieciséis años tuve la ocasión de adentrarme en esta ruta manchega más repleta de historias que de testimonios, o , como dicen allí, más poesía que piedras. En esta ocasión he prestado más atención a una zona en concreto: Las Lagunas, catorce si no lo recuerdo mal, de las cuales diez pertenecen a la provincia de Albacete, patria chica del regente de la deliciosa quesería "Don Eusebio". Regente que me recomendó adentrarme en el valle para ver el nacimiento del rio Guadiana y que tras dos horas caminando llegué al supuesto lugar hallando solamente pisadas de jabatos, cartuchos de escopeta y un pequeño agujerito en el suelo que más que un nacimiento parecía una tubería rota. Allí me vi rodeado de peligrosos cazadores y jabatos (gigantes), todo por ver un nacimiento de mierda. Con que poco se hace la historia.
La realidad kilómetros más abajo era diferente, agua y más agua. Cuando las aguas subterráneas decían de salir aquello parecía el mismo mar. Según el mapa que me regaló el regente de la quesería aquí debería haber un punto de información pero sólo se ve agua. A lo lejos me parece ver a un anciano pasear y me dirijo a él. Cuando estoy cerca observo que lleva colgada una tarjeta identificativa que literalmente dice "información"; es la primera vez en mi vida que veo algo así. El anciano, muy educado, me comenta que lo mejor que puedo hacer es recorrer los no se cuántos kilómetros de lagunas, y yo, dando una segunda oportunidad al pueblo manchego, me adentré en las más que trastornadas, turística y comercialmente, lagunas. Kilómetros de agua embalsada que brinca de lago en lago al encuentro del flash fotográfico de los sureños españoles que no hemos visto nunca un rio en condiciones. Yo esperaba verme sólo a orillas de un lago y aquello parecía un desfile de Hollywood. Pero algo bueno descubrí. El paso, el salto del agua de un lago a otro, como queriendo escapar de todo aquello y yo con ella. Un paso que me llevaba a otro paso, lo mismo que años atrás Max Demian y Emil Sinclair habian despertado en mi vida. Un paso que me saque de aquí para meterme en otro lugar igual en esencia pero distinto en contenido y que me acerque al cauce final.