viernes, 27 de febrero de 2009

La avenida del licenciado.

Se acerca el final, es evidente. Sólo un examen más y seré licenciado. Técnicamente ya estaré preparado para hacer unos cafés de puta madre. Cuando ves el final se apodera de tí una extraña sensación; es la sensación de recorrer la avenida del licenciado, esa que siempre imaginaste de otra manera, esa en la que te ponen un cartel de se vende y la mayoría ya no se quitan, esa a la que sólo se llega a través de un enorme laberinto de dudas en el cual tu cabeza te dice que abandones, porque siendo realistas estás jodido, y sin embargo las normas te obligan a seguir, esa que dice que "si quieres" ya estás preparado para empezar a aprender, esa que tengo claro que no volveré a recorrer, esa que ni siquiera tiene un árbol en el que pararte a pensar, esa que te escandila para que no veas lo que hay detrás, lo que hay detrás, lo que hay detrás.

viernes, 20 de febrero de 2009

Tarde de perros

Técnicamente nunca fuimos nada pero he de reconocer que jamás viviré sobre un escenario lo que compartí con mis Parientes.

lunes, 16 de febrero de 2009

Ven a matarme.

Ven a matarme
ya da igual quién muera.
Esto tiene acabar
ven a matarme.

jueves, 12 de febrero de 2009

Miss Carrusel

En la feria ya era la hora de cerrar. Miss Carrusel, apodada así por los "chicos malos" que se reunían en los coches de choque, se paseaba sonrriente como siempre entre los caballitos de su atracción. Tenía el rostro más perfecto que yo había visto en mi vida. Cada año la observaba cuando venía en la semana de la fiesta municipal. Nunca fui capaz de dirigirle una palabra. En una ocasión me miró y yo la miré a ella. Eso fue lo más cerca que estuve de la mujer más bella del mundo. Sólo me costó unas cuantas vueltas en el carrusel. El aire me dijo que se llamaba Azucena.

martes, 10 de febrero de 2009

Haré lo que tenga que hacer y pensaré lo que me de la gana pensar.

Entraba lentamente, nunca tenía prisa y no sabía lo que significaba. Su coche era normal, del montón. Se conformaba con que le llevase y le cantase algo por el camino. Demoraba al máximo tanto el viaje como el retorno y en los atascos era el único que permanecía impasible. Tampoco le importaba llegar tarde al trabajo, siempre lo hacía. Tenía más poder que su propio jefe aún siendo un empleado más. Él sabía que su trabajo era de gran calidad y que no estaba de más trazarse su propio horario. En su rostro había algo que te decía que era de esas personas que no paraban de pensar, analizar y organizar y a pesar de no demostrarlo siempre, normalmente era así como funcionaba. Sólo se concentraba en detalles puntuales mientras el resto de actividades que realizaba parecían ejecutadas de forma mecanizada. Hiciera lo que hiciera siempre pensaba en lo que él quería.

Bajando las escaleras.

Se incorporó lentamente y poco a poco fue abriendo los ojos. Ya con los pies en el suelo metió la mano en el montón de ropa que había encima de la silla y cogió los pantalones de casi todos los dias. Todavía estaba cansado. Pasó un buen rato hasta que esa sensación desapareció. El despertador seguía sonando cada diez minutos. Él nunca lo apagaba hasta que estaba convencido de estar vivo. Su único desayuno eran dos cigarros y un vaso de agua. De esta manera empezaba las mañanas; bajaba las escaleras y sorprendentemente se comía el mundo.

martes, 3 de febrero de 2009

El hombre y el león.

En relación a las citas de Bukowsky del apartado anterior, he estado documentándome sobre el hecho de si algún hombre había conseguido matar a un león sólo con sus manos. Y tal como era mi sospecha sólo uno lo consiguió. Tenemos que remontarnos a la Antigüedad y la mitología clásica. Hércules, el hombre bruto por naturaleza, mitad dios mitad mortal se caracterizaba por su enorme fuerza. No debia pensar demasiado este héroe ya que no se le ocurrió matar al león de otra manera que no sea desgarrando su mandíbula. En este caso el valiente ignorante fue el león.