En varios post he hablado ya de fútbol aquí. A menudo se habla de futbol en todo el mundo. Diría que más de la mitad de las conversaciones absurdas tratan de fútbol. Pero nunca nos hemos planteado mirar a este deporte desde los ojos del actor principal, el jugador. Una persona como vosotros o como yo. Gente que entrena varias horas diarias, en la mayoría de casos perdiendo dinero, para demostrar ante los suyos su deseo de hacerles felices. Es inevitable sentirte unido a tu afición sea del tamaño que sea. Recuerdo cuando jugaba de pequeño y mi única ilusión era que mis padres fueran a verme. Necesitaba de alguna manera a alguien que me siguiera y, por esa edad, sólo mis padres se podrían interesar en algo así pero quisiera resaltar ese gesto del hombre por naturaleza a ser reconocido por aquello en lo que está dedicando un esfuerzo y una ilusión. Por otro lado está la bandera y los colores. Desde pequeño te inculcan valores especiales en esos conceptos que, a su vez, son inseparables de la afición.
El jugador de fútbol duerme y se levanta por la mañana y sale a entrenar y entrena y vuelve y, de nuevo se va y entrena y vuelve y cuando estamos disfrutando de lo que hace es porque tenemos el fin de semana libre mientras ellos, al igual que ciertos sectores, no lo tienen. Que muy poca gente sabe por lo que ha pasado para estar ahí, sea del nivel que sea. En el caso del jugador semiprofesional o amateur tiene mucho sacrificio entrenar cuando acabas de echar diez horas de trabajo. Los profesionales son caso aparte. Sometidos a todo tipo de presión con su habitual nivel de estrés. Es el momento de saltar, empieza la función para el actor principal que ha estado esperando en un pasillo junto a veintiun tios como él, también actores principales. Y sales al campo con el subidón inicial en el que flotas. Te has dado cuenta, tienes veinticinco años y estás enmedio de cincuentamil personas y que has marcado un gol y como cuando eras niño has entrado en una situación de éxtasis. Nunca olvidaré el gesto de Belleti cuando marcó en Paris 2006. En su humanidad no se atrevió a moverse del lugar en el que estaba cuando marcó. La mayoría hubiesemos echado a correr por no saber que hacer, él hizo lo contrario porque sabía lo que había conseguido, era consciente. El jugador que pierde seria un asunto distinto, algún dia tendrá su propio post.
Giro de 180º
Hace 13 años
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