El poker es una de las diversas variantes de la palabra hipoteca. Te arriesgas demasiado jugando al primero e intentando devolver la segunda. Ambos pueden arruinarte y ambos te aportan un mínimo de placer. En el poker notamos esos subidones al ganar una mano. Lo mismo pasa cuando nos entregan nuestra casa hasta que te llega el primer recibo mensual en el que te quitan el sueldo literalmente y te das cuenta de que eso es para toda la vida.
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