Mi padre derrumbó hace un año un antiguo corral que utilizaba como palomar. Por capricho mio decidí arrancar y quedarme con las viejas puertas de madera calcinada por el sol y el paso del tiempo ya que me recordaban a las obras de Tapies. Bien ubicadas, esas puertas podrían ser readymade y su valor para mi sería mayor que el de una obra de Tapies. Al conservarlas, estoy manteniendo viva mi infancia y juventud en aquel palomar, estoy rememorando todo aquello que me ha llevado a ser como soy.
Tapies dio un golpe más en la crisis de la ventana albertiana al cegarla con un muro. Sólo en tal cegar podíamos ver el mundo. La España del franquismo era una España cegada y uniformada. No querían hacer presente su pasado, tenían un muro delante. A veces hay que volver la mirada atrás para no olvidar quienes somos.
Esas puertas son algo más que simples puertas.
Giro de 180º
Hace 13 años
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