lunes, 19 de enero de 2009

Ese agradable horror...


Había andado en soledad durante más de dos días sin un rumbo fijo. Sólo tenía un pañuelo y un cuchillo pero volvería vacío. Al llegar al acantilado no pudo evitar mirar hacia su enorme profundidad.
-Ese agradable horror del vacío me llama, me atrae.
Intentó alejarse pero algo no le dejaba. Todo lo que estaba ante él le sobrepasaba. Todo era bastante más grande que él. Si buscaba una respuesta sólo encontró despojos de su insignificante existencia frente al mundo que le desbordaba. Lo sublime es bello en cuanto a que estamos fuera de ello. Ahora él dudaba de todo. Tiró el pañuelo y el cuchillo por el acantilado y volvió a casa.

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